dimarts, 16 de desembre del 2008

Duresa ideològica o radicalisme polític

Llegint pels blocs de l'esquerra he trobat amb un article de Ricardo Royo, que segur no deixarà indiferent a ningú. A mi particularment m'agrada la manera d'enfocar la qüestió. M'agrada en tant que jove d'esquerres. M'agrada en tant que comunista. M'agrada especialment en tant que persona ideologitzada. La ideologia ha de ser un instrument per a l'activitat política, una eina per interpretar bé la realitat i per donar-hi una resposta organitzada.

És natural que els i les joves no sempre entenguem bé la qüestió, i volguem posar la ideologia per davant mateix de la política en un afany de confirmació identitària. Però no per ser natural és desitjable! Així que bona lectura a tots i totes: cal unitat per canviar la història!



Podría aceptar, si se explicase bien, que en los últimos años nos ha faltado un punto de radicalismo político. Pero no puedo aceptar en ningún caso que la dureza ideológica sea nunca positiva. Al menos en la España de hoy.

A la izquierda en general, y a Izquierda Unida en especial, nos une la política y nos separa la ideología. Estamos de acuerdo en propuestas generales, en proyectos estratégicos, en propuestas concretas y en programas de actuación, pero nos descalificamos por nuestras posiciones ideológicas cuando no por simples prejuicios ideológicos. En la España de hoy, los sistemas ideológicos globales que pretenden explicar el mundo en su totalidad están extremadamente desprestigiados. De manera equivocada desde mi punto de vista, se los identifica con los totalitarismos del siglo anterior. Cada modelo ideológico ha dado lugar a un tipo distinto de totalitarismo o de autoritarismo, y hoy se huye de ellos.

La ideología asusta a la gente, que no quiere saber si somos comunistas, socialistas o socialiberales, no le interesa si somos anarquistas o cristianos. Lo que quieren es saber si alguna vez alguien va a representar realmente sus intereses en las instituciones, si alguna vez los conflictos sociales latentes, los que no emergen a la superficie, salvo en situación de crisis absoluta -como es el caso de Grecia estos días-, porque no tienen estructura política que los represente, van a ser trasladados alguna vez a las instituciones. Lamentablemente, hasta la fecha Izquierda Unida no ha sido capaz de hacer tal cosa. Los jóvenes que tienen hipotecas que les sangran, o los que quieren tenerlas, los trabajadores que pagan alquileres abusivos y sufren condiciones de trabajo extremadamente precarias, quienes pierden sus empleos mientras sus empleadores se forran, aquellos otros que no tienen perspectivas de abandonar la casa de sus padres ni en crisis ni fuera de la crisis no quieren saber si tenemos una receta global para resolverlo todo, sino si hay alguna forma de aliviar su problema concreto, o incluso de resolverlo. Nosotros creemos que existen esas soluciones, pero somos incapaces de explicarlo, precisamente porque nos solemos liar con problemas y con prejuicios ideológicos.

Las cosas hay que hacerlas, no hablar de cómo hacerlas. No voy a encuentros de blogueros porque creo que los blogs hay que escribirlos y no hablar de ellos. Y además, porque me da un poco de vergüenza decirles a otros blogueros como tienen que hacer su trabajo. Volviendo al tema: importa poco en el corto plazo de la política cotidiana el marcar nuestro territorio, el decir qué somos. Lo que importa es proponer soluciones, preguntar a los interesados, y elaborar alternativas. Hacer política, y en función de nuestra acción, ya nos calificarán de una cosa u otra. Los símbolos políticos, las banderas a las que tan dados somos en la izquierda, asustan a la gente y actúan como barreras que nos alejan de aquellos a los que queremos representar y en los que buscamos nuestros apoyos.

¿Radicalismo político? El que haga falta en la defensa de aquellos intereses que queremos representar y defender, que son los nuestros, los de quienes nos apoyan, los de quienes nutren nuestras filas, o mejor los que quienes deberían nutrirlas si no les diésemos miedo ¿Dureza ideológica? Ninguna, ya que sólo sirve para marcar las diferencias y distanciarnos entre nosotros y de la gente. No pretendo negar que cada uno de nosotros no tengamos una forma de ver el mundo, una serie de ideas que nos permitan tenerlo ordenado en nuestra cabeza, y comprenderlo, y que esos sistemas ideológicos no nos permitan marcarnos fines -siempre utópicos- a los que intentamos acercarnos sabiendo que nunca vamos a llegar ellos. Pero creo que poco importa si el que está a mi lado es comunista, socialista o cristiano, por citar sólo tres ejemplos, si estamos de acuerdo en lo que hay que hacer, y sobre todo, si conseguimos representar la inquietud y el interés de aquellos en quienes nos apoyamos y que se apoyan en nosotros.

Izquierda Unida tiene que dejar de lado esa pasión permanente que tenemos por definirnos con manifiestos y símbolos que muchas veces vienen de un pasado bien lejano, y tiene que centrarse en sus propuestas políticas concretas, en explicarlas a la gente de hoy con el lenguaje verbal y gráfico de hoy y con los medios de hoy. Tenemos que buscar un mínimo común denominador, y en el campo de acción política que deja el PSOE por su izquierda, ese mínimo común denominador es amplísimo. Expliquemos y apliquemos los programas y las propuestas que hemos aprobado en la IX Asamblea, y los que teníamos de conferencias programáticas anteriores, ya que muchas de ellas son propuestas que allí donde hemos gobernado, hemos demostrado que son viables.

Tenemos programa, tenemos propuestas, tenemos alternativas. No lo enfanguemos todo con la querella ideológica. Nuestros programas son razonables y no pueden ser otra cosa que radicales. Expliquémoslos a la gente de hoy y apliquémoslos en el mundo de hoy.

dimarts, 2 de desembre del 2008

Alternatives a la Crisi des de Itàlia


Quan s'analitza el paper que juga el moviment obrer a d'altres països s'ha de ser especialment curós en no caure en l'error de voler copiar-ne el guió. Aquesta cura parteix de la constatació que cada nació té un procés històric diferent, i a més compta amb una sèrie de particularitats, que fan que estratègies positives en un pais puguin ser negatives en un altre. Aquesta consideració és, potser, encarà més necessaria quan el pais que s'analitza és Itàlia, un pais governat per la Dreta més extrema de la UE-15 i on l'Esquerra Transformadora s'ha quedat al marge del seu Parlament.

Diuen que l'amor és cec -afirmació qué és l'enèssima constatació que les qui śon cegues són en realitat les persones, doncs demostren la seva ceguera en molts altre àmbits de la seva activitat humana més enllà de l'amor, com sinó s'explica un món governat per la injústicia i la guerra?- i Itàlia enamora -el lector o lectora atenta i possiblement irritada pels comentaris entre guions notarà la contradicció que suposa el raonament amb l'incís anterior -, és per això que crec que l'experiència italiana ha de ser un exemple per a nosaltres.

El CGIL (sindicat majoritari d'Itàlia) convoca als i les treballadores italianes a una vaga general el proper 12 de desembre sota el lema "Contra la crisi, més treball, més salaris, més pensions, més drets" recordant als seus afiliats i afiliades la necessitat d'estar "menys a les seus i més al carrer" per tal de fer arribar a cada ciutadà i ciutadana les alternatives del sindicat front les solucions del seu govern. I quines són les alternatives que proposa la CGIL?
"Sosteniment a l'ocupació, als treballadors precaris, el crèdit, inversions públiques en infraestructures i en plans per la construcció social encarades a la millora de les periferies urbanes i a la conversió d'edificis en equipaments públics, com ara escoles. Accés al crèdit per a petites i mitjanes empreses, reforçament de l'estat de benestar i de les politiques de cohesió social i d'acollida per als migrants"
. Mesures totes elles necessàries a Catalunya i l'Estat Espanyol.

Des de l'esquerra hem de donar una resposta coordinada a la crisi, que incorpori les mobilitzacions dels i les treballadores de les empreses amb acomiadaments, i per tant els principals sindicats.

El darrer dissabte, poc més de 4000 persones ens manifestàvem a Barcelona. La Joventut Comunista hi érem, però faltava CCOO, que tanta feina està fent a nivell d'empresa, i la coalició ICV-EUiA. Els i les comunistes tenim una -altra- tasca pendent.