dimarts, 7 de febrer del 2012

Paseos con mi madre

Durant els darrers dies he llegit "Paseos con mi madre" de Javier Pérez Andújar. Es tracta d'un llibre que difícilment pot ser classificat en cap dels gèneres habituals ja que recorre la novela, l'autobiografia i l'assaig com tan bé feia el Pier Paolo Pasolini de les Cartes Luteranes.
No és tampoc senzill enumerar les qüestions que l'autor planteja al lector que van des de l'evolució de les lluites obreres a Catalunya, la configuració urbanística de la periferia Barcelonisme, l'ús social del català i la funció de la llengua, el desencant d'una generació cap a la lluita política (lluita política que, en el San Adrián de Pérez Andújar, porta les sigles del PCC).
Us deixo per tant amb la ressenya d'Albert Recio i aprofito per recomenar-vos la seva lectura.

La literatura ha sido terreno casi exclusivo de las clases dominantes. La mayoría de personajes literarios son de alta y media extracción social, como mucho aventureros y desclasados. La población obrera es una de las grandes ignoradas. Excepto en la literatura épica revolucionaria su papel es casi siempre de figurante. Basta repasar la geografía espacial y social producida en mi ciudad, Barcelona, para ver el desequilibrio existente entre la estructura social y lo que se lee en los libros. La clase obrera no tiene quien le escriba.
La obra que recomiendo no pretende cubrir este vacío. Como todo lo que he leído y oído de su autor tiene la suficiente modestia y seriedad para no presentarse como representante de nada. Pero explica más las vivencias reales de un espectro concreto de la clase obrera de la conurbación barcelonesa que muchas de las visiones míticas de la intelectualidad de izquierdas. Y es que lo que se escribe sale de la experiencia vital del propio autor, de su vivencia como hijo de inmigrantes andaluces en Sant Adrià del Besós, de lo que significó la transición para una clase obrera primero ascendente y despues derrotada. De la complejidad que supone el vivir en los márgenes de la metrópoli, el sentirse de fuera y, a la vez, el insertarse en la misma gracias a la educación. Las vivencias personales que Pérez Andújar relata de sus amigos, el alejamiento de la acción política y el refugio en una honesta actividad cultural explican mejor que en ningún lado el proceso que ha ocurrido en otros muchos barrios obreros de la periferia. El itinerario moral, cultural y personal que refleja es también el que puede encontrarse en otras zonas obreras de la ciudad, como mi querido Nou Barris. El autor no pretende adoctrinar, ni presentarse como un representante de nada, pero precisamente por ello consigue verter una reflexión y plantear un cuadro social que junto al goce de la lectura da muchas pistas sobre una parte de nuestro pasado reciente. Ni apocalíptico ni integrado, simplemente una voz en primera persona que da la impresión de conocimiento profundo de las cosas, no exento de perplejidad. Emocionante y totalmente recomendable.
Albert Recio Andreu

dissabte, 4 de febrer del 2012

La democracia es una cosa que se puede tocar

La democracia la fueron conquistando estos hombres y mujeres calle por calle, árbol por árbol. La democracia es una cosa que se puede tocar, y que esta gente tuvo en sus manos durante días seguidos y noches enteras. Conseguir un colegio público en un barrio que no lo tenía; la construcción de un ambulatorio donde no llegaban los médicos; dejar una plaza sin edificar para que los niños jueguen; hacer un polideportivo para que el único deporte no sea apedrear perros; lograr que pase el autobús por donde no pasaba nada o que llegue el metro a donde no llegaba para poder ir al trabajo sin necesidad de pisar charcos, sin aguantar la lluvia y el frío de la madrugada, sin andar por los descampados que separaban el barrio de los transportes públicos, esa es la democracia que hicieron realidad esas gentes encerrándose en los locales de sus asociaciones de vecinos, encadenándose a verjas, cortando el tráfico, protestando en la calle, luchando. La democracia es algo que se ve y se toca, y donde no se percibe es que no la hay. La democracia es ante todo una cosa de manobras porque en última instancia se hace con las manos. Y todo esto que ya está, los ambulatorios, las bocas de metro, los colegios públicos..., es también lo primero que se pierde cuando desaparece la gente que los ha traído. Quienes llegan detrás creen que eso lo pone la naturaleza, como las hierbas y los saltamontes. Pero lo pone la política, y las cosas hay que conquistarlas permanentemente. Lo primero que ha quitado el Gobierno de Convergència al recobrar el poder ha sido eso: bocas de metro, guarderías, maestros y hospitales públicos, porque las personas que los pusieron o se han muerto o ya no están para defenderse.

(Paseos con mi madre, Javier Pérez Andújar)